México y España reactivan la búsqueda del galeón Juncal. ¡Llevaba un legendario tesoro!

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Fue el peor naufragio de la flota española de Indias en el siglo XVII que transportaba uno de los mayores cargamentos de oro, plata y piedras preciosas.

El haber transportado uno de los cargamentos más cuantioso de oro y plata de la historia del Nuevo Mundo, y el hecho de que no ha sido descubierto hasta la fecha, ha hecho del pecio del “Nuestra Señora del Juncal” uno de los más codiciados por los cazadores de tesoros.

El tesoro:

El hundimiento del “Nuestra Señora del Juncal” hizo exclamar al virrey de Cartagena de Indias, el Marqués de Cerralbo, que se había perdido la flota más rica que hasta ahora ha salido del Nuevo Mundo. Por lo menos fue, con toda seguridad, una de las más fabulosas. El galeón transportaba 1.077.840 pesos en plata, oro y piedras preciosas.

Pero muchos de los cajones tirados al mar también iban repletos de otros tesoros, como el chocolate –el oro negro de la época–, capricho de los nobles europeos y un lucrativo negocio en México; y los tintes, casi cien toneladas de tintes y semillas (añil, cochinilla, grana fina, grana silvestre, palo de Brasil…) que se usaban para colorear de azul, púrpura, rojo o negro los ropajes de los nobles de media Europa.

La devastadora tormenta:

A la Corona española le urgía la llegada de la flota de Indias con su carga ya que España llevaba siete años sin recibir un solo barco desde México. El anterior intento de llevar a la Península los fondos para la guerra de los Países Bajos fue frustrado en 1628 por piratas holandeses, que destruyeron la flota frente a Cuba.

Por ello, a pesar de las malas condiciones atmosféricas, y por ello mismo temiendo en menor medida el ataque de los piratas, el 14 de octubre de 1631, tras permanecer un año amarrada al puerto de San Juan de Ulúa (Veracruz, México), la flota de Nueva España, cuya nao almiranta era “Nuestra Señora del Juncal”, ponía rumbo a La Habana (Cuba) para su regreso a España.

Pero llegó lo inevitable. Durante más de una semana estuvieron inmersos en una ingobernable tempestad que les obligó a achicar agua de los barcos constantemente. No bastó. los tripulantes del «Nuestra Señora del Juncal» reciben la orden de su capitán de lanzar al mar las piezas de artillería. Después vendrán las cajas con la mercancía.

Dañada, desarbolada, sacudida por la inacabable tormenta e inundándose por momentos, aquellas maniobras navales de los mejores marinos del mundo no pudieron salvarla. Tras pasar a lo que la gran estudiosa de esta flota, la historiadora mexicana Flor Trejo, llama «las maniobras espirituales, los pasajeros y tripulantes se pusieron a bien con Dios, se prepararon a bienmorir».

Debido al sobrepeso que llevaba por el enorme cargamento de metales preciosos, la pesada artillería, y que había sido reformado para poder albergar más personas y armamento, modificaron su flotabilidad, lo cual no ayudó ante la tormenta que se les vino encima.

Pasadas aquellas dos semanas, en la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre el “Nuestra Señora del Juncal” no aguantó más, la proa se quebró con un golpe de mar y el Juncal se hundió en la madrugada del día de todos los santos de 1631, con más de 300 personas a bordo. Sólo sobrevivieron 19 tripulantes -incluido el capellán- y un niño.

Junto con Nuestra Señora del Juncal, naufragaron otro de los grandes navíos de la flota que le acompañaban, el “Santa Teresa, a poco tiempo de zarpar, y un de los once navíos mercantes, la nao “San Antonio”, el resto pudo regresar, aunque maltrecho, a la costa mexicana

Búsqueda y Rescate:

En mayo próximo, arqueólogos de los dos países comprobarán durante dos semanas las anomalías magnéticas detectadas en la Sonda de Campeche en 2012

Jesús García Calero | «Emprenderemos la búsqueda del Juncal en el mes de mayo, si todo va bien. Espero que arqueólogos mexicanos y españoles realicen una campaña de dos o tres semanas en aguas de la Sonda de Campeche para tratar de encontrar los restos del galeón Nuestra Señora del Juncal». El arqueólogo mexicano Roberto Junco, subdirector del INAH, nos adelanta sus impresiones sobre el acuerdo al que ha llegado con el Ministerio de Cultura esta misma mañana para retomar una de las colaboraciones más necesarias en materia de arqueología subacuática. El Juncal era la almiranta de la flota de 1631 que fue azotada por una tempestad y estuvo dos semanas tratando de capear el temporal.

En 2014 se firmó un acuerdo marco (Memorando de Entendimiento) entre España y México encaminado a la búsqueda y estudio del Juncal. Pero han sido necesarios seis años para que el asunto se activase. La campaña de mayo de 2020 será cofinanciada por ambos países y participará en ella el equipo del Museo Arqua. Roberto Junco ha declarado que esta «gran oportunidad puede sentar las bases de una cooperación más intensa en el futuro». En el tintero están las ayudas a la formación de arqueólogos mexicanos en el Master de la Universidad de Cádiz, así como la puesta en marcha de encuentros y exposiciones.

Para empezar, a la exploración en el Golfo de México, se añade que también España preparará con México la primera gran exposición sobre el navío Nuestra Señora del Juncal, una muestra que visitará ambos países, arrancará en el Archivo General de Indias, en Sevilla y en la Casa de México en España, en la calle de Alberto Aguilera de Madrid.

Fuentes:
Articultura
Escafandra Electrónica

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