Los bosques submarinos transformados en desiertos

Los bosques submarinos cubrían aproximadamente el 25% de las costas de todo el planeta. Prefieren las aguas templadas y dan cobijo a una gran variedad de especies además de ser el soporte de pesquerías importantes. Yendo más allá de los beneficios directos de éste ecosistema, hay otros servicios que prestan y que no hemos valorado en su justa dimensión: proporcionan protección a la línea de costa al reducir la energía del oleaje, filtran los nutrientes de la columna de agua generando aguas más claras y secuestran dióxido de carbono de la atmósfera. Se estima que cada año los bosques marinos utilizan aproximadamente 170 millones de toneladas de carbono para su crecimiento, lo cual se traduce en que ayudan a combatir el cambio climático mediante el secuestro del CO2 ¡probablemente en mayor medida que los bosques templados terrestres!

Durante los últimos años hemos presenciado la rápida desaparición de éste ecosistema: un análisis de 2016 confirma que el 38% de los bosques se encuentran seriamente amenazados y han reducido su extensión y densidad en las últimas décadas. Mientras que en los últimos años abundan los reportes de la desaparición de los bosques a lo largo de cientos de kilómetros en las costas de todo el mundo.

Pero ¿por qué están desapareciendo rápidamente? El calentamiento global y el aumento de la temperatura del agua es uno de los factores que está contribuyendo a su declive, pues los eventos anormalmente cálidos han aumentado en frecuencia y duración. Por ejemplo, frente a las costas del Pacífico en Baja California, de todos los eventos excepcionalmente cálidos registrados entre 1982 y 2017, más de la mitad ocurrieron entre los años 2014 y 2017.

Existen también otras presiones que están enfrentando y cuyos responsables también somos nosotros. Esas presiones tienen que ver con el equilibrio en la cadena alimenticia, pues al afectar un eslabón se genera un efecto cascada que impacta todo el ecosistema. Vamos explicándolo por partes: los bosques sirven de alimento directo a los herbívoros y entre ellos el más voraz de todos es el erizo. En condiciones normales, los erizos realizan una labor importante al consumir las algas que se desprenden y al ayudar a abrir espacios para que puedan crecer diferentes especies de éstas. Pero cuando los erizos no tienen un depredador que mantenga sus poblaciones bajo control, pueden acabar con los bosques rápidamente conduciendo a todo el sistema a un estado llamado “desierto de erizos”. Literalmente el bosque se transforma en un desierto.


Un bosque de macroalgas comparado con un desierto de erizos.

En las costas del Pacífico desde Alaska hasta México, los depredadores de los erizos son las nutrias, la estrella girasol, el pez vieja y las langostas de mayor tamaño. Mientras que ya en una parte de los bosques de Norteamérica las nutrias habían desaparecido también como consecuencia de la actividad humana, los demás depredadores habían continuado desarrollando su función.


La estrella girasol (Pycnopodia helianthoides)

El problema comenzó en 2013 cuando una epidemia causada posiblemente por un densovirus azotó a las poblaciones de la estrella girasol mermándolas considerablemente de un año para otro: mientras que antes de 2013 era usual avistar de dos a cien estrellas en una inmersión, en 2014 se volvió casi imposible ver un solo ejemplar. La falta de ésta especie, que era un magnífico depredador, provocó la explosión de las poblaciones de erizos, generando ejércitos que fueron acabando implacablemente con los bosques.

Los únicos bosques que se han salvado son los que se encuentran bajo una protección especial o se encuentran lo suficientemente alejados como para evitar la sobrepesca de otras especies como el pez vieja y la langosta, pues se ha observado que en ausencia de la estrella girasol éstas especies pueden cubrir su función consumiendo el exceso de erizos. Éste fenómeno es conocido como redundancia ecológica: entre más especies cubran una función esencial, más resiliente será el ecosistema.


Pez vieja (Semicossyphus pulcher)

Las observaciones más recientes indican que no solo es importante la mera presencia de peces vieja y langostas, sino que también se requieren ejemplares de gran tamaño, pues los bosques sujetos a sobrepesca en los que se han eliminado los peces de gran tamaño son los que han desaparecido primero. Es por ello que la regulación estricta de las pesquerías aunado al establecimiento de reservas naturales se vuelve una necesidad inmediata para detener la desaparición de éstos mundos fantásticos.

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Ha sido una verdadera tristeza ver la desaparición de nuestros bosques de kelp en la zona de Baja California en los últimos 2 o 3 años. :sob:

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Habría que revisar más cosas, cómo la sobre explotación del pepino de mar, cómo es que se lleva a cabo esa pesquería y si eso ha afectado a las estrellas, así como el exceso de nutrientes en la bahía aportados por las granjas de atún. Saludos!

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Qué buen punto pusiste sobre la mesa @Sofi, es cierto que los pepinos juegan un papel fundamental en el reciclaje de nutrientes y de residuos orgánicos en el ecosistema. Puede ser que al faltar los pepinos se acumulen los residuos orgánicos favoreciendo el desarrollo de patógenos además de disminuir la concentración de oxígeno disponible para el resto de los habitantes del bosque, entre ellos para los depredadores que a menudo tienen mayor demanda de oxígeno. Sería muy interesante medir los efectos de la sobrepesca del pepino de mar en el colapso de las poblaciones de estrellas y de otras especies clave .
Actualmente se atribuye la epidemia de las estrellas a un evento anormalmente cálido, y existe registro de la recuperación de algunas poblaciones en dónde se han registrado temperaturas más bajas.

Puede que el efecto del cultivo de peces sea algo más local pues los bosques de macroalcas han ido en declive en todo el mundo pero también sería importante estudiar las relaciones que existen.

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