Helicóptero de rescate

El pasado 27 de diciembre un amigo y yo fuimos a bucear a Garachico. Normalmente buceo en este lugar de la isla de Tenerife con un centro de buceo que realiza inmersiones desde barco a puntos realmente interesantes como el “tubo de Garachico” o “la cueva del roque”. Este fin de semana tenían el barco lleno y para no quedarnos sin bucear, mi amigo y yo nos decidimos a hacer una inmersión desde tierra partiendo del muelle viejo. La idea era bordear la costa dejando la pared a la izquierda hasta un arco volcánico para sacar algunas fotos y regresarnos. Las condiciones del mar no eran perfectas pero si “buceables”. Nada raro en la vertiente norte de la isla. Ambos somos buzos experimentados con cientos de inmersiones, muchas de ellas en esta misma zona.

Llegamos hasta donde teníamos previsto, consultamos el manómetro y con 150 bares decidimos dar la vuelta pues tampoco había mucho más que hacer allí y cerca de la entrada al muelle había algunas anclas de varios siglos de antigüedad que serían más interesantes de ver. De regreso, teníamos algo de corriente a favor que no fuimos capaces de percibir y tras un buen rato intentando encontrar la bocana del muelle no lo conseguimos. Seguimos nadando con la pared a la derecha pero no había manera de encontrar la entrada. Mi compañero me hizo señas para decirme que iba a sacar la cabeza del agua para orientarse aunque yo estaba convencida de que debíamos seguir… Cuando por fin sacó la cabeza del agua me hizo señas de que estábamos realmente lejos, nos habíamos pasado la entrada y la corriente nos había arrastrado. Bajó de nuevo y comenzamos a navegar a poca profundidad contracorriente remontando los diques de la entrada del muelle hasta poder encontrar la entrada. Obviamente con el esfuerzo y tras casi una hora de inmersión nos quedamos sin aire y decidimos ascender. Una vez en superficie nos quedarían unos 100 metros para entrar en el muelle y de ahí otros 200 metros hasta llegar a la salida a tierra.

Las olas eran de uno o dos metros y cerca de los diques asustaba bastante. Hinchamos chaleco y nos alejamos un poco del peligro hacia mar abierto. Entonces divisamos el barco de nuestro amigo que ya había terminado su inmersión con los clientes del centro de buceo. No estaba demasiado lejos, comenzamos a hacerles señas para que nos viniera a recoger pero desgraciadamente no nos vió. Lo vimos desaparecer sobre las olas en dirección contraria a la nuestra y perdimos la esperanza de que nos ayudaran.

En todo momento estuvimos aleteando hacia la costa, cansados, a contracorriente pero seguros. Cuando por fin, cruzamos la bocana del muelle miré hacia tierra y vi a algunas personas vestidas de amarillo con walkie talkies. Miré hacia mi compañero y afirmé: “nos están rescatando”. Empecé a hacer señales de “ok” hacia la costa y vi como el señor tomaba el teléfono para desactivar la alarma. De repente me fijo en las luces en la carretera, había allí una ambulancia. Oí sirenas y miré hacia la carretera. Venía un coche de policía. Yo no sabía donde meterme, rezaba para que hubiera alguien con un infarto en la playa y todo ese despliegue fuera por eso y no por mí. Continué aleteando y apareció la Guardia Civil…

Cuando por fin estábamos alcanzando la escaleras para salir del agua empezamos a oír un ruido extraño y miramos al cielo, ¡EL HELICÓPTERO!. Había hasta un tipo colgado por fuera, ya todo dispuesto para un rescate, yo no paraba de hacer señales de “ok”. Un barco de rescate entrando al muelle. Más de 200 personas curiosas acechandonos desde tierra, curiosos. No podía creerlo.

Por fin salimos del agua y la policía comprobó que estábamos a salvo, nos tomó los datos. Presentamos el carnet de buceo y el seguro en vigor y desmontamos nuestro equipo tranquilamente. Tras contarle lo sucedido nos comunica que él también es buzo y que conoce muy bien la zona. Afortunadamente, todo quedó en una anécdota ese día pero me sentí agradecida de vivir en un lugar donde el helicóptero aparece en apenas 15 minutos.

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Magnífico relato @Lidia_Ogh ya me imagino la vergüenza ante tremendo despliegue de recursos para rescatarlos.

Me encantan las aventuras en el buceo. Y estas suelen suceder más cuando uno bucea al margen de los operadores turísticos. Sin duda estas cosas son las que van fortaleciendo a uno como buzo.

:ok_hand: :ok_hand: :ok_hand:

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Que bien que lo cuentas Lidia y con mapa y todo :smiley:. Parece una novela!!
Me pregunto quien dio la voz de alarma.

Si no fuera por la cansina pandemia y las restricciones, este mes estaría pasando unos días en Tenerife buceando. Ya vendrán tiempos mejores…

Gracias por la anécdota!

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Siiiii, ¡dichosa pandemia! De todas formas, Tenerife está abierta al turismo, solo piden PCR para entrar. Si te decides a venir, escríbeme y organizamos algún buceo.
Yo también me pregunto quien sería el que dio la voz de alarma. Siendo domingo en un sitio tan concurrido, pudo haber sido cualquiera…
Un saludo!

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Gracias! Ojalá pero Asturias que es donde estoy, tiene cierre perimetral y seguramente seguirá así hasta el final del estado de alarma. O sea Mayo…
:unamused:

Una buena anécdota para contar en cuanta fiesta te encuentres.
Además nos alegramos y nnos tranquilidad el saber que la infraestructura de rescate, si la llegamos a necesitar, está debidamente aceitada y lista para entrar en funcionamiento.

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